domingo, 16 de febrero de 2014

Pérdida de identidad

Ich bin nicht aus Holz.

En esta casa me llaman de tres formas: 
  • Laura a la inglesa.
  • Laura a la alemana.
  • Nanny
Con las dos primeras ningún problema, ya he superado el rechazo inicial a escuchar mi nombre con esa erre ultrajada de diferentes maneras. Pero la tercera, esa aún me rechina.


Cuando llegué sí que no llevaba nada bien que se refiriesen a mí como nanny, ya fuese para dirigirse a mí directamente o para nombrarme. Me sonaba a chacha y siempre me daban ganas de decir "tengo un nombre". Ahora no me desagrada tanto, pero sigo prefiriendo que utilicen mi nombre.
No sé si lo de nanny es por comodidad o por cariño. Teniendo en cuenta que me llaman así desde el primer día, me inclino por lo primero. O sea, algo parecido sucede con los apelativos familiares. Para mí mis padres y mis abuelos (y a veces mi hermano) son eso: mamá, papá, abuela y abuelo. Nunca me dirijo a ellos por su nombre, pero supongo que lo que se siente cuando se dirigen a ti con alguno de esos términos no es nada desagradable, a no ser que seas un tontaina como Raphael (hola, vena maruja).

¿Alguna vez os habéis sentido así, os ha pasado algo parecido? Quizá con algún mote. Aunque ahora que lo pienso, algunos de mis amigos me llaman Dori/y y no me disgusta para nada. Es más, para mí es símbolo de cariño, de amistad duradera, puesto que los orígenes se remontan a una clase de latín y a una profesora buena profesional pero poco empática.
Claro que supongo que no es lo mismo que te llamen Dori, por ejemplo, a que seas Pedete. Pedete era un chico de mi colegio que un mal día se tiró un pedo en clase. No sé si el pedo se dio a conocer en infantil o en primero, pero vaya, fue Pedete hasta segundo de la E.S.O, que yo sepa. El pobre chico tenía que aguantar las risas en clase de portugués, cuando aparecía por ahí el verbo pedir.

Hasta aquí el briconsejo de hoy, artemaniacos.

Uy, casi se me olvida. Momento vergüenza del día. Esta tarde fui a una cafetería y al pagar yo entendí que eran 3'50€, así que le di al camarero un billete de 20 y los 50 cent. Pero al darme el cambio, me devolvió los cincuenta, más monedas de céntimos y 16 euros en billetes y monedas grandes. Mi no entiende qué ha pasado. También se ha quedado ahí parado como dos segundos, no sé si esperando propina o si estaba comprobando lo imbécil que soy. También es "gracioso" cómo en lugar de decir nada a la hora de pedirme el dinero (os tengo que hablar de la bonita forma que tienen los alemanes de llamar la atención a la gente) se ha quedado parado. Lo he visto con el rabillo del ojo, estaba en mi momento hipster/instagram con un capuchino y leyendo.

2 comentarios:

  1. vamos, que si no eres nanny, eres lowra o lauga jajaja me gusta mas lauga

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  2. Sí. Además es gracioso porque los angloparlantes me llaman Lauga a la alemana. O sea, es algo así como: "Laura-es extranjera-lengua extranjera alemán- Lauga", porque si combinasen "au" y su erre, se parecería más a mi nombre de verdad.

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