martes, 30 de septiembre de 2014

Como decíamos ayer...

Lo dejaré en que ya no soy aupair pero sigo en Alemania. En el congelador de Alemania, para ser más exacta. Antes vivía en el cajón de las verduras, fresco, húmedo; pero con el brillo intermitente de la luz del frigorífico.

Después de echar muchos CV al final tengo trabajo. No, no es de lo mío y no me voy a hacer rica. Pero me dará para vivir. Espero.

Entre otros papeleos que he tenido que hacer a todo meter y sin citas previas, estaba el de sacarme el carnet de manipuladora de alimentos. 

Lamentablemente, no consiste en el aprendizaje de ciertas técnicas mágicas que hagan que los alimentos se preparen solos, ni te convierte en un Maquiavelo archienemigo de Los Fruittis. No, básicamente consiste en un carnet que dice que te lavarás las manos después de cagar ir al servicio. Que lo juras por el perro de Scottex y el piercing de Mr. Proper, que ahora se llama Don Limpio.

Por la gracia de Google Maps iba yo con la dirección bien apuntada en la agenda. Un poquito de U-Bahn, otro cachito de S-Bahn y allí que estaba, en mitad de la nada. Di un rodeo un poco gratuito, pero al final encontré la calle. Caminé, caminé buscando algo parecido a una consulta médica, pero allí no había más que naves. Llegué al final de la calle, y nada. Volví para atrás y ¡tachán! Di con el sitio, una tienda de muebles.

Yo era de las que se reían de los crédulos de la historia esta del bazar chino robaórganos, pero ahora ya me río menos. 

Sí, una tienda de muebles, con sus sillas y sus mesas a la venta. Allí estábamos un grupito de lo más majo, esperando a que nos diesen el papelito. 

Esperamos un poco y ya pasamos a la sala de visionado. Allí conocimos a Noséquién Meier, un chico con diarrea que trabaja con alimentos y no sabe si ir a currar o no. 

Me vais a perdonar que os destripe el final, pero resulta que nuestro héroe, Meier Porlapataabajo, hizo bien. Si te cagas en todo, no hay que ir a trabajar. Ojo, no lo digo yo, lo dice la norma 43 estrujenbajen.

Al final, firmamos un papel en el que prometíamos por lo más sagrado que habíamos entendido todo. La verdad es que no había excusa, porque con el objetivo de que entendiésemos todo mejor, la película estaba subtitulada. En rumano. 

Tienda de muebles+vídeo en alemán con subtítulos en rumano+27 euros=su café con leche y sacarina, libre de salmonelosis, hepatitis o cólera. Bitte schön.

martes, 15 de abril de 2014

Jutlandia también existe.

Así, como los ricachones, tengo planes para las vacaciones de Semana Santa. Que aquí son de Pascua. Y esos planes son ir de viaje en coche a Jutlandia (Alemania/Dinamarca). Que suena a país de mentira, pero es real como las calles del Monopoly.

En Alemania la Semana Santa es como a los de los supermercados españoles les gustaría que fuese: de huevos y conejos de colores y chocolate. Y flores, siempre flores, para cualquier fiesta en este país. Igual de alegre que la nuestra.

Con todo, soy más de las torrijas, cucuruchos y tambores; que de las búsquedas de huevos y los bombones. Llámame rancia, llámame tradicional, llámame Lola. Y echaré de menos el hornazo el Lunes de Aguas, pero qué le vamos a hacer. 

Y que tampoco creo que nadie me vaya a regalar un huevo. Ni cocido, ni de chocolate, ni de plástico.

Hoy he hecho la mochila de Cuasimoda, llena de bragas, calcetines y porsiacasos. La ropa interior es fácil de contar, pero las camisetas y los pantalones no. No tengo espacio como para llevar una prenda por cada día (llámame práctica, llámame guarra). Y encima no sé si va a hacer frío, mucho frío o fresco. Calor ya tengo clarinete que nones. Completan el inventario: la funda de los dientes que impide que la ortodoncia se convierta en una mala inversión, el gel/champú que huele a hombre, desodorante e instrumentos de limpieza dental, una máscara de pestañas que seguro que no usaré, cámara de fotos y cargadores y unas chanclas para la ducha de una escrupulosa. Mañana completaré con bocadillos, libros (hola, 7 horas de viaje), etc, etc. Ya me he enrollado bastante.

En cuanto a la ropa, sí, he mirado la previsión meteorológica, pero se mueve entre los 10º-15º y ahí no sé si el abrigo es mucho o poco. El tiempo deberían darlo por prendas de ropa. "El lunes hará mangas de camisa con probabilidad de impermeable". 

Y así la vida sería más fácil.

domingo, 13 de abril de 2014

El regreso de los rencorosos: un día en Frankfurt.

A las once de la mañana nos encontramos mi amiga Songhae y yo en la estación de Bad Homburg para ir a Frankfurt. Esta vez nos pidieron el billete, cosa que agradezco porque siempre lo compro y cuando no lo piden me siento una pringada.

Una vez en Mainhattan nos dirigimos al mercadillo. Uno de los de verdad, con cosas de segunda mano. Bonitas, feas, interesantes, hechas una mierda... De todo, de todo. Lo mismo te compras unas bragas que una bicicleta.

Después comimos en el pollo frito de Quentaqui. Justo al lado de la manifestación de los animalistas promoviendo el vegetarianismo. Con un par. 

Más tarde, de compras. Y os digo que dejéis ya de reíros de la gente que dice Bresca, porque es una palabra difícil para los guiris también. Así que no es cosa de chonis y madres. Amancio, que te den un pin por la gran idea del nombre. 

Por último, pero no menos interesante, fuimos al cine. A ver cómo regresaba el primer vengador. En alemán, por cierto.

En primer lugar, no me gusta haber esperado para ver solo a parte de los vengadores, y encima ni siquiera los más carismáticos. ¿Quién forma el grupo? Un tío con un frisbi del tamaño de una tapa de alcantarilla. Muy poderoso él, pero lo lanzas y no vuelve. Propongo que si algún día crean el Capitán Francia vaya armado con un set de petanca.
Bueno, y para mí si no puedes volar, ni eres super héroe ni nada, por mucho salto y mucho parkour que hagas.

Luego está la super quétipotengo. Con su super cuerpo, su super alisado, su super traje y su super personalidad borde. Dicen que se llama Natasha, pero lo mismo podía llamarse Izaskun.

Para rematar, hay un tío con alas, como las compresas. Pero las suyas resisten menos. Eso lo hacen para compensar el fallo de don Capitán Platillo.

Hay más buenos, un negro tuerto o una que acaba de desencantar a los seguidores de una serie de esas que llaman "mítica"; pero paso de ellos y me centro en el malo maloso: Robert Redford. Robert Redford como recién rescatado del campo de cultivo de Matrix. Como si desde Memorias de África no hubiese salido de la bañera. Y con muy mala baba.

Todos, buenos y malos, tienen más recursos que un bazar chino y más visión que Google maps. Aciertan con el punto exacto al que tienen que saltar o al que va a saltar el enemigo. Unos partizados todos, oye. Aunque poco respetuosos con lo que les rodea, pues dejan la ciudad hecha unos zorros. Y con unos brazos de darte una palmadita en la espalda y estar tres días dando vueltas.

Sobre los diálogos poco puedo decir. La sala se reía mientras Songhae y yo nos mirábamos con cara de circunstancia. Nosotras nos reíamos solo por haber entendido algo, nos conformamos con poco, oye.

Y sobre la trama, pues muertos que estaban de parranda, besos que nadie preveía, lealtades indestructibles, sorpresas al más puro estilo Diario de Patricia (mamá soy folclórica y ese señor no es mi padre), malos nazis y/o/u soviéticos (tengo que volver a verla en un idioma que entienda)... Muy original. 

Bueno, a ver, no es que no me haya gustado. Soy fan de este tipo de películas o las apocalípticas, que no se distinguen precisamente por su originalidad. Aunque supongo que esta podría haberme gustado más si hubiese entendido las gracietas. De todos modos, al no estar por ahí el señor Spark, tampoco tengo la sensación de haberme perdido demasiado.

jueves, 10 de abril de 2014

La nanny psicópata.

Aunque estoy en Alemania, al ser mi familia americana, en casa hablo en inglés. Dice mi tío que el año que viene me vaya a Inglaterra aprender alemán. Pero si ya me cuesta expresarme en inglés -llámalo expresarme, llámalo echar la bronca a los críos-, en alemán estaría todo el día llorando por las esquinas.

Porque es en esos momentos de me cago en la leche que te han dado de tensión en lo que más falta te hace el inglés medio que hablas y en el que menos te sale. Aunque por otro lado lo bueno que tiene es que puedes soltar por lo bajini un "qué pesado eres" que el niño no se va a enterar (soy del blub del joroba, jolines  y me cachi en diez).

Últimamente los niños se enzarzan en discusiones con demasiada frecuencia. Supongo que es la edad, cuando mi hermano y yo teníamos 10 y 11 años, más o menos, nos pasábamos las comidas insultándonos mutuamente. Como Góngora y Quevedo, pero menos poéticos. Yo le decía que tenía granos y él me llamaba "Guala". Compadezco a mis padres

En esos momentos me pongo el traje de Supernanny al rescate y acudo rauda y veloz para evitar que se maten. Pero muchas veces me atasco con las palabras, en un intento frustrado por quitarle tensión a la situación. En esas estaba ayer cuando no tuve mejor idea que sugerirle al pequeño que si quería le podía dar un cuchillo para hacerle daño a su hermano de verdad. Creo que hasta le dije algo de apuñalar (a ver, es que veo muchas series de policías y médicos y leo libros de novela negra, es el vocabulario que tengo). Me miró con una cara de miedo/qué leches dices bastante internacional. Gracia no le hizo, no.

De lo que sí que estoy bastante orgullosa del día en el que utilicé el famoso "me lo ha dicho un pajarito". No sabía que eso funcionaba en inglés. Aunque ya para flipar en plastidecor es el día en el que el mayor cantó la versión americana de "mi barba tiene tres pelos, tres pelos tiene mi barba, si no tuviera tres pelos, ya no sería mi barba". Allí es un sombrero con tres dólares. Capitalistas.

miércoles, 9 de abril de 2014

Castigada sin cenar.

Ayer fue un día muy bonito. Hizo demasiado frío o demasiado calor para la ropa que llevaba.
Además, estuve en Primark y no compré nada porque estoy opositando para pobre y acabo de descubrir que el banco me cobra por cada movimiento sexy que hago.
Por otro lado, el niño pequeño se me rebeló con un "no eres mi papá ni mi mamá" (aunque me he chivado a su madre, ¡rebota rebota!). Cada vez tengo menos paciencia y más canas.

Para rematar, me quedé sin cenar. Así que me fui a la cama hambrienta. Hambrienta y consciente de mi inutilidad supina. Os comento.

Como esta es mi casa pero no, tengo unos comportamientos extraños. Por ejemplo, cuando se acerca la hora de cenar espero en mi habitación a que me digan que es la hora de la cena en lugar de acudir al sonido de los platos como un perro de Paulov (que es lo que hacía en mi casa de verdad). No me entusiasma mi propio comportamiento porque es un poco de princesa de fresa, su plato está en la mesa, pero es que a veces me caigo mal y no me entiendo, así sin más.

Así que ayer estaba en esas, esperando. Esperé, esperé, esperé y me quedé sin cenar. Porque cuando me decidí a bajar (con la excusa de hacerme un té, siempre hay que tener una excusa por si acaso) vi que todos habían cenado, pero mi plato no estaba por ningún lado (ya otra vez nadie me avisó, pero dejaron mi plato aparte). Yo, como buena fan de la literatura, el cine y las series detectivescas, me puse a elaborar mis propias teorías.

Teoría a, de albóndiga: quizá en lugar de hablar inglés con 1000 palabras hablo solo 999 y había entendido mal a mi gastmadre* cuando me preguntó si iba a cenar con ellos, dándole a entender que no.

Teoría b, de berza: el gastnovio, al ver el plato abandonado, se lo había comido. Total, yo me como el pan que él hornea y deja para el día siguiente.

Teoría c, de cocreta: mi plato estaba en la mesa, oculto tras una bolsa de patatas. Además de imbécil soy ciega.

¿Qué creéis que pasó realmente? ¿Seré idiota pero políglota? ¿Seré idiota e incapaz de reclamar lo que es mío? ¿O seré idiota y necesito gafas? Y para la gastfamilia, ¿seré la nanny tonta o la nanny a dieta? ¿Va a llover mañana?

*gast-loquesea: dícese de las cosas de la familia "de acogida". Pero como lo de "de acogida" suena tan mal, prefiero usar extranjerismos. 

martes, 8 de abril de 2014

Croquetas.

Ya puedes tener el pasaporte español, el DNI español, un seat, una sevillana haciendo equilibrios sobre el plasma, un toro en la bandeja del maletero o la capacidad innata de bailar el Paquito el chocolatero; que como no te quejes de la comida en el extranjero (siempre alabando la española, por supuesto), te mereces ser expulsado de la piel de toro con una patada en el culo.

Yo soy bastante comiques, y eso que he mejorado con el tiempo, y trato de evitar el  "como en España en ningún sitio", pero me he visto alcanzada por la morriña alimenticia. Y es que me apetecen croquetas.

Hace una semana que volví del corto viaje a España, trayendo en la maleta tomate frito, churrucas, café con avellana, cola cao y preparado para natillas. Todo alcanza un nivel superior si os digo que es de marca Hacendado. También unas galletas de dinosaurio y chucherías (incluyendo el amado Fresquito) para los críos. Ah, y chocolate Valor para regalar. Esto último lo vendían en el aeropuerto mucho más caro, por supuesto, pero decorado muy lolailamente (cabrones).

Pero no pude traer croquetas, ni pescado fresco, ni ternera, ni a mis padres. Tantas cosas culinarias que aquí, o no venden, o son difíciles de encontrar, o caras.

En el supermercado venden tortilla de patatas y también jamón serrano. Pero no croquetas. Y es un problema. Porque si me da por comer arroz a la cubana, como hoy, la solución es fácil. Pero ponte tú ahora a hacer croquetas. Y además, ¿de qué? Porque las de beschamel con huevo o de jamón están buenas, pero las de mi madre con la carne del cocido están aún mejor. Pero si no sé hacer croquetas, ¿tú crees que me voy a poner a hacer cocido? Y si mi madre me ha dejado una cosa clara es que hay tantas posibilidades de que venga aquí como de que yo llegue a dominar la lista de los verbos separables alemanes.

martes, 25 de marzo de 2014

Tertulia de actualidad

He venido a España a pasar unos días (siete, para ser precisos), llegando al aeropuerto Madrid-Barajas y saliendo de Madrid-Barajas-Adolfo Suárez-De todos los santos. No digo que este hombre no se mereciera todos los homenajes "a título póstumo" pero suena mucho mejor JFK que el nuevo Barajas, sinceramente.

Si encendéis el televisor podréis ver muchas imágenes de gente de negro, gente llorando, gente agachando la cabeza, gente haciendo cola que ni para Justin Bieber, periodistas en pleno capítulo de Cuéntame, etc. Pero yo vengo a ofreceros la retransmisión de la capilla ardiente de Adolfo Suárez desde la casa de los abuelos Filo (alrededor de la mesa camilla con el brasero puesto), que no son otros que mis abuelos maternos.

Aportaciones de la Abuela Filo ( "A mí es que lo dulce no..." o "Te doy mi verdad")
Pues tiene un yerno negro.
Mira Laura, mira a la reina. Hay que ver, por ahí la sacan guapa, pero la verdad es que está muy fea.
La Elena, qué fea es.
Felipe se santigua, la Letizia no. La hija pequeña es igualita que ella.
Aznar, mira que es feo.

Aportaciones del Abuelo Filo ("Ahora hija coges el autobús para volver, eh" o "Ay mi niña"):
Al negro no lo enfocan.

Discusión de los Abuelos Filo:
La gente espera hasta siete horas de cola para rendir su homenaje al presidente de la transición.
Abuelo Filo: Anda que iba a esperar yo siete horas.
Abuela Filo: Bueno, hombre, cada uno que haga lo que quiera.
Abuelo Filo: Siete horas ahí para ver una caja, anda ya.
Abuela Filo: Pues cuando el hambre bien que esperábamos ahí en el mercado a que nos dieran la comida, que íbamos a la una de la mañana... (Goya para mi abuela ya, por guión original)
Abuelo Filo: ¡Es que si es para comer como si hay que esperar un día!
Abuela Filo: Pues sus hijos bien orgullosos que estarán. Además, si tú no pasabas hambre.
Etc. 
Yo soy de la opinión de mi abuelo, ¿vosotros?

Por mi parte, cuando vi esta imagen (centro):
lo primero que pensé fue que qué hacía Fernando Romay a la puerta con los príncipes. Hasta que ya me di cuenta que no podía ser él, porque era más bajo que Felipe. 


jueves, 20 de marzo de 2014

Cuándo mola ser niñera...

  1. Cuando te dicen "thank you nanny/Laura".
  2. Cuando se quedan dormidos mientras les hablas suave para que no tengan pesadillas.
  3. Cuando te dicen que los trucos para no tener pesadillas han funcionado.
  4. Cuando se ríen contigo.
  5. Cuando te dejan jugar con ellos a la Wii.
  6. Cuando te dan la mano.
  7. Cuando te invitan a jugar con ellos.
  8. Cuando te abrazan.
  9. Cuando te dicen "you're the best nanny/Laura ever". Y en este caso es más chachi porque Lauras hay a puñados.
  10. Cuando te dicen que te llevarían en su viaje a América.
  11. Cuando se despiden de ti desde la ventana.
  12. Cuando crees que no saben español y te dicen "adiós amigo".
  13. Cuando te preguntan cómo se dice "Christmas" en español y lo pronuncias tan mal que ellos dicen "Navidá".
  14. Cuando te dicen "I hope you have nice dreams too... Just for once."
  15. Cuando les prometes comer helado y sonríen.
  16. Cuando son felices con cosas pequeñas.
  17. Cuando te piden que hagas el ruido de la sierra.
  18. Cuando dejas de ser un adulto egoísta e impaciente y empiezas a valorar las cosas que te ofrecen los enanos.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Y sentirte como en casa

Diccionario básico e internacional "testigo de Jorobar/Español". Que aquí pongo español pero ya os digo que vale para cualquier idioma. 
No=sí.
Sí=no.
Esto es lo básico. A partir de aquí al testigo se le enciende el piloto automático y da igual lo que le digas, que va a entender lo que le dé la gana. Como una madre en el pasillo de los dulces del supermercado o una abuela sirviendo la comida a un nieto que ya no puede más.

No me interesa=Cuéntame más
De verdad que no me interesa=Por favor, insiste
Vete a la mierda=Vuelve a insistir mañana
No vuelvas más=Ven otra vez mañana, que te invito a merendar
No soy creyente, no me interesan las religiones=¿Pero no se ha dado cuenta de todo el dinero que puede ahorr... Uy, esto no, pero casi.

¿Qué solución nos queda? Cerrar la puerta y comprar un videoportero (y avisar a tu madre de que si un señor mayor pregunta por ti es bastante probable que no sea un amigo o un novio porque, de momento, no eres gerontófila) o echar a correr huyendo de tu compañero de clase Markus, conocido también como "el pesao".

lunes, 10 de marzo de 2014

"Laurina", de Joyce o "Una tontada de entrada"

He pasado la tarde -mediodía para los mortales hispanos- en una hamaca, leyendo. Oh, mundo cruel. Leyendo y reflexionando sobre cómo estar tumbada disimula la barriguilla y exagera los muslámenes.

Y que en el instituto se me diese mal la Filosofía...

Que conste que me he visto obligada a salir al jardín, porque los niños estaban jugando fuera. No es que haya disfrutado del aire fresco y la luz del sol, balanceándome suavemente. No. No vayamos a confundirnos.

Oficialmente ha llegado la primavera. No sé si ya es para quedarse o solo por unos días, pero mola. Solo lo empaña el hecho de no tener gafas de sol y guiñar más que un guitarrista de orquesta ligando con veraneantes. 

Ahora mismo estoy mirando gafas por internet y convirtiendo el precio en billetes de avión. Por ejemplo, unas Ray Ban valen billete de ida y vuelta y un poco. No compensa ir molona. Paso, muy caras.

Es mucho más fácil hacer esta conversión que la de las pesetas. Se lo tengo que contar a mi abuela, que la mujer no se apaña con la "nueva" moneda. Que parece que fue ayer y han pasado 12 años, madredelamorhermoso. Era mi primer año de instituto y mi padre compró aquella bolsa de 2000 ptas./ 12 euros. Y yo empecé a coleccionar euros de otros países hasta que el mono de dulces para el recreo pudo más que la curiosidad. Tengo una amiga que colecciona fotos de monedas, chica lista.

Los niños están jugando con palos, si dejo de escribir de repente es porque alguno se ha hecho cíclope. La verdad es que si voy a ser despedida por daños en infantes que sea esta semana o la próxima, que tengo billetes para el 22 de marzo.

Y no sueltan los palos, los jodíos. Masco la tragedia, sabe a menta. Como cuando se oye mucho jaja y de repente te llega un llanto. Como cuando empiezas comiendo una rebanadita de pan con Nutella y acabas con el bote a cucharadas.

Una cosa buena que tiene cuidar a niños que no hablan tu idioma, además de que no entiendan los redioses, es que puedes desconectar a la mínima. Ni "habla chucho que no te escucho" ni nada. Simplemente pones el piloto automático y se acabó. Anda que no me he dado paseos a la escuela con el "aham, aham, yeah".

Vale, el pequeño acaba de decir "that's what nanny meant about 'be careful'". Si es que las madres, la DGT, las Autoridades Sanitarias y las nannys siempre tenemos la razón. Les he dicho que no más palos y ya se me ha mosqueado el mayor. Que "no more funny outside", dice. Hasta que descubra las discotecas, supongo. Aunque no todo son ventajas, os digo que no hay nada como echar la bronca en tu idioma.

Estoy viendo la parodia de Buenafuente de las Flos Mariae. Ilustro:
Manda narices, no me entero de las noticias serias porque "estoy fuera de España" pero de la tontería de turno no me libro. La de rosa tiene la culpa de que se pierdan, he de decir.

Hasta la próxima conexión.

domingo, 9 de marzo de 2014

Heidelberg, qué hermoso eres

8 de marzo de 2014

Hoy me desperté a las 4:30 -muchas gracias, reloj biológico, por ahorrarme escuchar al despertador pedorro- así que me van a perdonar ustedes que no me explaye mucho. Pero os voy a poner unas cuantas fotos como compensación. 

Sin más dilación, vamos que nos vamos con el viaje a Heidelberg que, si no llega a ser por mi compañera de viaje, sería "el muy barato e inesperado viaje a Zurich".

Salimos a las 7:00 de la Jaupbanjof de Frankfurt del Memo. En el viaje no pasó nada interesante, que si una se duerme, la otra lee, etc. Solo a eso de las ocho una mochila dijo "paren el mundo que yo me bajo" y se cayó del ¿maletero? en una curva.

Llegamos sobre las 8:30 a nuestro destino. A una estación sin nombre, que ya me dirán dónde se ha visto eso, a ver. Son ganas de poner las cosas difíciles.

Allí nos encontramos esta inquietante imagen: 
Colega, ¿dónde está mi bici?
La relación de los alemanes con las bicicletas no es normal, definitivamente. No es ya que vayan con ella a todos lados, es que sienten su fuerza. Si no, ya me diréis cómo una persona humana mamífera va a encontrar nada en semejante mogollón.

Después: café, información, mapa, encontramos el casco antiguo. Nos maravillamos con su belleza. Foto, foto, foto. Qué bonito el puente, ay mira los candados del amor, joé cuánto chino, vamos al castillo. Vueltas, vueltas, vueltas. Caminar. Comer. Helado. Río. Vuelta al bus. Frankfurt. Casa. Sueño.

"Sean ustedes muy bienvenidos a mi humilde morada"
"Menú del día, bueno, rico, barato"

Se me ha pinchado la colchoneta
Pisos de nueva construcción
Fernando Ampelmann de todos los Santos
Miley Cyrus, eres una loser
El saber os hará libres. O no.

Foto hecha sin querer. Muy artística.

Instrucciones para cocinar perro en el microondas.
Jesús cae por segunda vez sobre la tierra, también conocido como: Jesús el patoso

jueves, 6 de marzo de 2014

Desmontando Alemania: bienvenidos a Impacienlandia

Dos cosas ciertas hay en la vida: uno, la conexión güifi de esta casa no llega bien a la cocina; y dos, los alemanes son impacientes que te cagas*.

Todo aquello que me hace verlos como maleducados y que rompe con la idea que tenía de ellos se explica con la impaciencia:
  • La cajera te mira y espera con la mano abierta -no en posición de guantá, por lo menos- mientras buscas el dinero, por la impaciencia. Cualquier día una se arranca y me saca el dinero ella misma.
  • Usan el móvil mientras conducen, por la impaciencia. Que alguno me dirá "eso pasa en todos los países". Sí, cierto, pero aquí lo veo muy a menudo y se supone que son muy fieles a las normas. Juas.
  • No respetan eso de "pasen por esta caja en orden de fila", por la impaciencia.
  • No respetan eso de "se deja salir antes de entrar", por la impaciencia. Cuando en España alguien se cuela en el bus es muy frecuente que el pueblo se una como los de Fuenteovejuna -change.org para los modernos-  y empiecen a soltar improperios. Aquí es un "ahí te las apañes como puedas, voy a lo mío".
  • Te gritan "Achtung, Achtung!" para que te quites del camino, por la impaciencia. Cuando les oigo decir el "disculpa" lloro por dentro. Bueno, por la impaciencia y porque son un poco gilipollas.
  • Creen que los lugares públicos son para estar en silencio, por la imp... Oh. Vaya, igual es por la gilipollez congénita. Suerte que no la tienen todos.
  • Te dicen lo que se les pasa por la cabeza- típica confusión de "sinceridad/mala educación/no me des tu opinión si no te la pido"- por la impaciencia, seguro. La impaciencia de tener que improvisar algo cuando acaban antes soltando las verdades como puños.
  • Prefieren no esforzarse en hablar alemán más despacio e ignorarte/hablar inglés directamente, por la impaciencia.
Unsobaita.

Así que si quieres acabar con un alemán y ver cómo le estalla la cabeza, una de dos: le enseñas tu DNI y le dices que adivine cuál es tu nombre y cuáles son tus apellidos y que encuentre la fecha de expedición; o le haces esperar. No falla. Palabra de girlscout.

*Freud, si estás leyendo esto NO QUIERO TU OPINIÓN. No me seas alemán.

lunes, 3 de marzo de 2014

La canción más triste del mundo

Feliz en tu día es, sin duda, la canción más triste del mundo. Se la pones a un guiri que no tenga ni idea de español y no creo que piense que sea una canción de cumpleaños.
Feliz, feliz en tu día
Por ahora vamos bien, ritmo aparte
amiguito que Dios te bendiga
Gracias, Ned Flanders, pero espero que eso no signifique que no hay regalos
que reine la paz en tu día
¿Paz? ¡Yo no quiero paz! Yo quiero quemar las calles y el Burger King
y que cumplas muchos más.
Y que tú lo veas, ya. Que no hay regalo.

Cuando estaba en el colegio y cantaban eso, es que hasta se me ponía mal cuerpo. Menos mal que me solía librar porque mi cumpleaños coincidía con las vacaciones de Navidad.

Aunque tampoco es que el internacional Cumpleaños feliz sea el colmo de la alegría y la originalidad. Solo lo salvo por dos cosas: por el desafine general en el te deseamos todos y por la confusión cuando unos dicen te deseamos todos y otros, te deseamos Paquito. Por lo demás, vaya churro.

En alemán es más de lo mismo, solo que en lugar de feliz cumpleaños te desean buena suerte. ¿Buena suerte por qué? ¿Qué va a salir de la tarta? ¿Qué me habéis comprado, malditos?

Pero siempre nos quedarán los cumpleaños fatal o happy birthday to you, you live in a shoe, you look like a poo and you smell like it too. Eso, y la canción portuguesa, que es -al menos de las que conozco- la más currada y original:
Bueno, también sacan a relucir a Dios, pero por lo menos no se limitan a repetir una y otra vez la misma frase.

domingo, 2 de marzo de 2014

Cabalgata de los Reyes Magos de Bilbao

Helau!!

Hoy he ido a la cabalgata de los Reyes Magos de Bilbao. Pero sin avión ni nada -ni Reyes Magos, pero eso es una minucia-,con el S-Bahn, que es el tren que no va subterráneo. Porque ese es el U-Bahn, aunque luego resulta que el U va también por encima de la tierra y que el S en Frankfurt-Hb tiene la parada subterránea. No entiendo .

Algunos lo llamarán "Desfile de Carnaval de Oberursel", pero no, es el desfile de Navidad de Bilbao, porque ya sabemos que ellos nacen donde quieren y celebran como les da la gana, Patxi. Y tengo pruebas fotográficas.

La primera es que la gente hablaba un idioma raro, que no entendía. Y todos sabemos que yo en alemán ya soy una experta, así que esa es una clara señal de que no era Alemania.

La segunda, había una carroza de Navidad, y de nuevo todos sabemos que los alemanes soy muy rectos y no van a poner algo de Navidad fuera de fecha.
Me van a perdonar la calidad de las fotos, pero me hicieron según la norma ISO-1987 siguiendo el estándar español.
Que soy baja, vaya.
Y la tercera y más clara, la gente no hacía más que repetir la palabra "Helau". "¿Qué queremos? ¡Helauuuuuuu!". Incluso los de una carroza arrojaron helados, pero no llegué a interceptar ninguno. Justo el más cercano le fue a caer a una señora ¡que encima no lo quería! Será perra... 


Además, algunas carrozas tiraban fruta. Sí, fruta. Naranjas, plátanos, manzanas... A mí eso solo me parece posible en Euskadi. Porque, ¿qué otras cabezas podrían soportar un manzanazo? Que hoy me he llevado caramelazos y han dolido, no quiero pensar cómo será un frutazo.

Bueno, vale, sí, me habéis pillado. Era el Carnaval de Oberursel. Pero es que eso se parecía mucho al día de Reyes.  Eso sí, aunque aquí la lucha por el caramelo era igual de sangrienta, no había paraguas del revés. Y eso que aquí los caramelos no son de la Cajen de Ahorren Alemanen, no, de marquita. Haribo y demás.
Mi Emilio Botín. Un premio para quien encuentre el euro.
No tiraban euros, me lo encontré por la calle. Conste.
Realmente ha sido una tarde agradable, a pesar de que se me quedaron los pies como dos témpanos de hielo. Admiro de los alemanes su falta de sentido del ridículo (ya podríamos aprender los españoles) pero no su incapacidad para hacer la ola. Que no saben, ¡no saben!

Ah, y para que os quedéis tranquilos, sonó la Macarena. Arsa. Bueno, en inglés. Aunque dicen "vitorino" y yo me río igual.

sábado, 1 de marzo de 2014

Pipas, atún y quiscos

Es ist ein hartes Brot.

Ayer fue un día malo, bastante malo. Se me cruzó en la vida una profesora con todo lo peor de los alemanes. Me soltó varias perlas -porque se ve que nació con el filtro roto y la teoría de la mente caducada- y me dejó hecha una braga. Resultado: dolor de cabeza, que sumado al cansancio se convirtió en siesta. La siesta no me gusta porque no me sienta bien. 

Efectivamente, cuando me desperté de la siesta no me encontraba mejor, así que a pesar de haber abierto la página de blogger y elegido un tema, no escribí nada. Os perdono, de nuevo.

Una de las cosas que echo de menos aquí es la posibilidad de picar algo que no sea dulce y que sea realmente picoteo. Es decir, no quiero meterme entre pecho y espalda un bocadillo con pepino y salami, señor alemán, pero igual una croqueta, una tortillita o algo así, sí. Vamos, que echo de menos las tapas. Olé, arsa, jaleo, arriquitaun. Tópico que se cumple.

Aquí, cuando te da el gusanillo, o vas a una cafetería o a un supermercado/droguería. Porque, amigos, no hay quioscos. Ya que no tienen tapas pues oye, un quisco, y me compro unas pipas o unas patatas. Pues no. Pero no es solo algo de Alemania, en Portugal tampoco hay quiscos. O no los había cuando yo vivía allí. Solo teníamos un Belros en el centro comercial y ya.

Es que le quitan todo el encanto a la compra de dulces. Todo tiene que ser en bolsas grandes, no puedes montarte tu propio festival de azúcar y caries. 

Lo que sí que tienen aquí, y en Portugal no -fíjate cómo son las cosas-, son pipas. Todo gracias a los turcos (es mi teoría). Porque compartimos muchas cosas con ese pueblo, por lo que veo. Como los encurtidos o, como digo, las pipas. Antes de ayer me compré un bolsón cerrado en una tienda de especialidades turcas, griegas, etc. Allí también encontré atún en tomate (ejpañó). 

El consumo de pescado en Alemania es ridículo. Porque tampoco hay pescaderías. La sección de pescado de los supermercados, si la hay, es canija, y abundan los marinados. Que a esta gente le gusta más un condimento que a mí Colin Firth. 

Vale que estoy en Hessen, un poquito lejos del mar, pero en España vivo en Salamanca y tampoco es que estemos en primera línea de playa.

Otras cosas que no he encontrado/no son tan comunes, además de las cosas típicas como el Cola Cao y demás, han sido: productos específicos de limpieza de vitrocerámicas, trapos de cocina que no sean impermeables, pan tostado QUE NO SEA DULCE o té rojo. 

Bueno, bueno, y si nos ponemos a hablar de higiene femenina... Un desastre.

Ahora, productos ecológicos, veganos, ecológicos y veganos, para hacer dulces, para decorar o tipos de pan; todos los que quieras. Me confieso enamorada del pan, aunque aquí hay barras que cuestan del euro para arriba, que hasta las he visto por dos euros y pico. ¿Estamos locos?

Y encima el agua es con gas. Y si no, sabe a agua con gas pero sin gas. Y no, no me vale como compensación que al chorizo lo llamen chorizo.

P.D: se me olvidaba el tomate frito, otro gran olvidado fuera del país de la peseta.

jueves, 27 de febrero de 2014

Encantada de conocerme

Warum ist die Banane krumm?

Ayer no subí entrada, lo sé. Lo sé y ya se encargó alguien de recordármelo. Pero, como decía mi hermano de pequeño: "os perdono". 

Me pasé el día pensando temas sobre los que escribir, pero no me convencían. Así que a partir de ahora voy a escribir de lo primero que se me pase por la cabeza. Que es más o menos lo que he hecho estos días. O sea que lo de ayer fue un lapsus, en realidad.

Además estuve ocupada construyendo mi robot Lego Hero con el que conquistaré el mundo. Aquí la prueba: 
Bombero, apaga mi fuego
Ahí no se ve, pero por detrás le añadí una cara para que vigile su espalda. Que lo tengo todo pensado.

También jugué a la Wii Dance y fui la que más puntos sacó en una canción titulada "Mamasita", con ciertos aires flamencos -un popurrí de esos que hacen los guiris cuando no tienen claro que hay muchos países distintos dentro de la hispanidad. Podéis estar orgullosos, aunque no me gusten ni la paella ni la siesta.

Y cambié el fondo de pantalla del ordenador. No, si es que en realidad estuve superocupada. Que también puse una lavadora, abuela.

Hola, soy el fondo de escritorio bohemio de Laurina
Pasando ya a esta nueva entrada, hoy quiero comentar -que estoy enamorada- con vosotros -o sea, exponer mis ideas como verdades universales y ya si eso debatir en los comentarios- sobre el intríngulis de las presentaciones en el extranjero

Antes era todo mucho más fácil: en España nos damos dos besos, en Alemania la mano, en Italia dos besos pero empezando por la izquierda, etc. Pero ahora a la gente le ha dado por viajar y conocer otras culturas y ya se fastidió el invento.

Una va toda decidida a darle la mano al alemán, pero él, como es muy majo, abierto y ha veraneado en Mallorca; te va a dar dos besos. Total, que acabas haciendo un combo de mano-beso un poco incómodo. Porque hay veces que no hay término medio, o quedas de sobona o de rancia. Por ejemplo, una vez vinieron unas chicas rumanas de intercambio a nuestro instituto y las pobres vaya cara de susto pusieron con lo de los besos. Pero en otra ocasión el marido de una compañera de mi madre me dio la mano, y yo tenía como 14 años. Pensé que me iba a ofrecer una hipoteca.

Además, hace unos años tenía hipersudoración en las manos. Es decir, que me sudaban cacho de mogollón. Que también es de agradecer al cuerpo que sude mucho en las manos, porque es un sudor fino que no molesta a la pituitaria. Es como tener una enfermedad gástrica. Es menos incómodo decir que has estado vomitando que que te ibas "por arriba y por abajo", como dice mi abuela. No sé si me explico.

A lo que iba, que antes me sudaban mucho las manos y lo pasaba mal cuando tenía que dársela -la mano- a alguien. Por ejemplo, en misa. Ahí todos dando la paz y yo frotando la mano contra el pantalón. Que el problema no es frotar y dar la mano, sino que se te crucen los cables y te la frotes -la mano- después de darla -la mano- como si tuvieses un TOC.

Luego están los que abrazan. A mí eso me pone muy nerviosa. Besar en las mejillas me da igual -¿qué tiene en la cabeza esa gente que besa al aire, como si tuvieses una enfermedad contagiosa?- Pero, ¿un abrazo? Encima el europeo medio tiende a ser gigantón, que te atrapan ahí sin escapatoria. Y si ya encima es de los de ducha esporádica...

Claro que lo de los besos tampoco es moco de pavo, porque: uno, tienes que dar los besos sin que sean de esos sonoros de abuela. O sea, no darlos al aire completamente pero tampoco succionar la mejilla al estilo dementor. Y dos, qué cosa más pesada. Está la gente diciendo su nombre mientras van y vienen los besos: "Hola, me llamo A ¡muac! , encant ¡muac!"

Total, el otro día en la fiesta hubo una mezcla de manos, con besos, con abrazos que se convirtieron en besos por malentendido, con nada porque no me voy a levantar del sofá por si me quitan el sitio... Eso sí, el pasotismo a la hora de aprenderte el nombre de la gente allí presente... Eso es universal.

martes, 25 de febrero de 2014

Pato gel activo y el misterio de la tapa

Ich werfe das Handtuch

En principio, la entrada de hoy iba a tratar otro tema, pero al final me he tragado la bilis que iba a soltar y he guardado a los sapos y las culebras en sus jaulas.

No entiendo por qué la gente deja la tapa del baño subida. No me entra en la cabeza. Y eso que una vez me meaba tanto que no levanté la tapadera (ninguna). Una estampa preciosa. No estaba en mi casa, he de añadir. Y si lo recuerdo es que muy pequeña no era.

Aún así, quizá porque gracias a Dior no se ha convertido en una de esas anécdotas que se recuerdan en cada reunión familiar, sigo sin entender el porqué (el porqué de dejar la tapa subida, no de que mi urgencia urinaria no se haya convertido en tema de conversación recurrente en bodas, bautizos, cumpleaños y comuniones). ¿Qué ventajas tiene eso? Las vistas no son bonitas. El aroma no mejora precisamente. Se te pueden caer cosas dentro... Una vez se me cayó el reloj de Jurassic Park que gané en el concurso de dibujos navideños del colegio, pero no recuerdo en qué estado se encontraba el agua.

Incluso, hay quien dice que las bacterias de la caca salen volando cuando tiramos de la cadena, que viajan hasta dos metros. Este es el momento en el que a todos nos dan ganas de guardar el cepillo de dientes en el cajón de la mesilla.

Ahora igual alguno saltará con lo de que un teclado de ordenador tiene más miergérmenes que un váter. Y nos quedamos todos muertos. Aunque al menos el ordenador nuevo no tiene esas teclas que dejan ver las pelusillas y las migas que hay debajo. Ya sabéis, ojos que no ven, suciedad que no hay. Es como la teoría de mi abuelo, que dice que si no limpias tan a menudo el día que lo haces hay más que recoger y así te da más satisfacción*. Y no le falta razón.

Sí, lo habéis adivinado, en esta casa la tapadera se deja subida. Y yo la bajo. Hola, soy Laura, la visita que siempre baja la tapa. Incluso en los baños públicos.

¿Y qué función tiene la tapadera del medio? ¿Por comodidad? Pues que hagan la superficie de la taza más ancha y así todos contentos. Eso sí que no lo entiendo. Es que no vale más que para el momento "tachán" cuando limpias el baño. Entiendo que los hombres no la suban, a ver, sorpresas te da la vida, la vida te da sorpresas.

Otro tema es la escobilla. Cosa más asquerosa no la hay en la vida. ¿Quién fue el degenerado que inventó eso? Nunca la uso. Los que sí, ¿la desinfectáis siempre que la usáis? Cada vez que entro al servicio y la veo ahí, escondiéndose... a saber qué estará ocultando.

*Que conste que mi abuelo no es un guarro.

lunes, 24 de febrero de 2014

Blancanieves, la enfermera, una tonta de primera

So lala.

No se trata del título de una película porno. Que yo sepa, al menos. Bueno, tampoco conozco muchas películas porno. Más bien ninguna. 

A todas estas, acabo de recordar el día en el que estaba con un amigo de mi hermano que no tuvo mejor idea que meterse en el videoclub a ver las portadas de las películas porno. Hasta que el dueño le echó. Qué arriesgado era el mundo sin internet. Y qué salidos están los adolescentes.

En fin, que no voy a hablar de ninguna película X o crónica de Narnia, sino de cómo durante muchos años pensé que mi madre era un poco vaga en el tema del disfraz, cuando en realidad lo que pasaba es que tiene una hija tonta y malpensada.

Siempre que veía las fotos de los Carnavales me fijaba en las de un año en concreto, toda vestida de blanco. "Joder -pensaba- anda que mi madre también tiene tela, mira que ponerme así para disfrazarme de Blancanieves". Y aunque hubiera sido así, podría haber pensado que mi madre era una transgresora y adelantada a su tiempo, disfrazando a su hija yendo más allá de lo obvio y la imagen disneyrizada del cuento de Blancanieves, echando mano de un recurso mucho más poético y simbólico. 

O también podría haberle preguntado para confirmar mis sospechas.

Pero no, preferí esperar más de veinte años para preguntar. Y hasta estas Navidades no supe que, en realidad, iba de enfermera. Un aplausito para mí.

Esto es algo que me pasa mucho, en lugar de preguntar doy por hecho que las cosas son como las pienso. Y es algo que hago también cuando alguien me habla y no acabo de entender del todo lo que me dicen. 

Es verdad que acierto la mayor parte de las veces, modesta que es una, pero cuando no, se dan situaciones un poco raras. Aunque no siempre el resto del mundo se entera de mi estupidez, gracias a Dior.

Por ejemplo, una vez quedé con unos guiris para hablar inglés. Uno de ellos contó un chiste y dijo algo de "pedestrian". ¿Y qué entendí? "Pederasta". ¿Qué quería decir el chico en realidad? "Viandante". Yo, aunque no entendí el chiste (obviamente) y solo pensé que qué guiri más raro y vaya humor más negro que tiene, me reí. Porque siempre lo hago. Me da pereza preguntar y sonrío. 

Sonrío hasta con los chistes de "knock, knock". Qué tortura, son horrorosos. Y no es que sean malos cuando los traducen en películas americanas, es que son malos en general. "Mis niños" los cuentan mucho y de verdad que no tienen ni pizca de gracia. 
Ejemplo:
-¿De qué color son mis ojos?
-Marrones.
-¿Y mi pelo?
-Rubio.
-¿Sabes cómo me llamo?
-Sí, te llamas Ethan.
-Knock, knock.
-¿Quién es?
-¡No decías que me conocías!

Tronchante.

Con la edad de estos niños a mí me contaban los de Jaimito, que no tienen ni punto de comparación, por favor. En general, me da la sensación de que en España ya desde pequeños nos enseñan la picardía, y que por otros lares son más infantiles. No es ni malo ni bueno, claro.

Esto es todo por hoy. Sé que no he contado nada de Alemania, pero como defiende una amiga "si lo que tienes que decir no es mejor que el silencio..."

De regalo, una foto de un bizcocho de kiwi disfrazado de bizcocho normal y demasiado fino: 


domingo, 23 de febrero de 2014

Ojo cuidado con el tomate

Sie ist ein bisschen blau.

Sábado por la tarde. Me han invitado a ver una película y a una fiesta después.
Ducha, algo de maquillaje y ropa. No me voy a poner calcetines gordos porque ya no hace tanto frío, a ver si me voy a cocer. Y al final no me pongo falda, así que pantalones y camiseta. Tres pruebas... ya está.
Momento de salir de casa: bolso, llaves, móvil y Ipod.
Llego un poco pronto. Voy a comprar unos chicles. Espero, espero y pongo el modo aleatorio, aunque paso una canción tras otra para acabar escuchando las de siempr... ¡¡LOS CALCETINES!!

¡Mierda! ¿Qué calcetines llevo? Los de rayas. Ay Señor, que no sé si son de los viejillos, de esos de H&M que vienen en grupo, como los canis, y que el día que menos te lo esperas se convierten en papel de lija y se rasgan las vestiduras. Y ahora, ¿qué hago? 

Al final los calcetines están bien, pero qué presión. No tenemos bastante con la ropa de fuera que encima también hay que preocuparse por la de dentro. Que no digo que me ponga los calcetines con ventilación, pero seguro que a todos nos ha pasado lo de llegar a casa y descubrir que estos se han apuntado a la moda de las transparencias, normalmente empezando por el talón. Porque, qué queréis que os diga, hay más oportunidades de ver un eclipse de luna* con doble mortal y pirueta que de que yo lleve la ropa interior conjuntada. 

Y es que aquí todo el mundo se quita los zapatos cuando va a casas ajenas. Todos, da igual la edad, la vestimenta y la época del año. Como en un aeropuerto, pero sin detector de metales. 

Cuando llevas calcetines vaya y pase, pero a mí me da bastante repelús ver a la gente caminar descalza sobre la tarima. Y no digo nada en la cocina... Porque es hora de decir la verdad: los pies sudan y no hay nada que hacer. Habrá a quien le suden poco o nada y a quien le suden mucho y/o/u huelan. También depende del calzado, los mismos calcetines o el tiempo que haga. Pero es que ya me imagino amistades rotas por este tema. "No, a Kurt no lo invites porque eso no hay incienso que lo disimule y luego el gato se altera y nos marca todos los rincones".

Entiendo que la gente no quiera que vayamos extendiendo la mierda por su casa, especialmente si tienen alfombras, pero para una española de pro, como esta que os escribe, resulta bastante cómico/raro todo. Luego nos ves a los invitados, después de algunas cervezas, haciendo esfuerzos para no comernos el suelo, con el abrigo puesto, el bolso, e imitando a la perfección la posición de la cigüeña portera de discoteca. Así no hay manera de conservar la dignidad.  

Además, en la fiesta de ayer, a este mágico momento se le sumó una chica borracha cantando "Guantanamera, kljdafkljf, guantanamera" y diciendo cosas en klingon. O chino, yo qué sé. Sería chino, porque resulta que en lugar de escribir "chica" quería poner "china", pero me entraría la política correcta en el cuerpo y mis dedos no me dejaron escribirlo. Pero que conste que esta era china de las de verdad, no de esas que por tener los ojos medio rasgados ya se creen chinas y luego son de otro país asiático.

*¿Alguien más tiene la impresión de haber visto demasiados "eclipses que no se repetirán hasta dentro de chorrocientos años"? Me decepcionan más que los nuevos episodios de Star Wars.

sábado, 22 de febrero de 2014

Lo que me gusta de (mi pueblo en) Alemania II: la estética alemana

Im Adamskostüm

No quiero convertir este blog en un pozo de improperios y quejas, así que para compensar la entrada de ayer hoy voy a explicar otra de las cosas que me gustan aquí: la decoración alemana, tanto de las casas como en la vestimenta.

En Alemania es fácil saber en qué época del año te encuentras, y no necesitas calendario. Vas a un supermercado o droguería y pasas por la sección de decoración o de dulces y lo tienes todo hecho. Renuevan los productos con bastante frecuencia. Que si otoño, Halloween, Navidad, San Valentín, etc.(ahora están con una mezcla de huevos de Pascua y caretas de Spiderman por Carnaval). Miles de velas, platos, servilletas, coronas de flores, papeles de regalo, figuritas, macetas, etc. En España somos mucho más sosos. Alguna banderita cuando "ganamos" algo, las luces o los ahorcados de Navidad, y prácticamente se acabó. De hecho, la profesora de alemán que tuve en España (alemana) nos contó que una vez puso una corona de flores en la puerta de su casa y una vecina le dio el pésame.

Además, como aquí la persiana no ha llegado a difundirse del todo, desde la calle se puede ver cómo realmente hacen uso de los miles de objetos decorativos (y también le puedes ver los pechos a la vecina). Aunque hay que destacar el producto estrella: la orquídea. Me han comentado que cuando solicitas la nacionalidad alemana, un señor va a tu casa y comprueba si tienes la orquídea y la bicicleta reglamentaria. Si no es así, date por perdido.

En cuanto a la vestimenta, dejando de lado la plaga de chonis* que se extiende por todo el planeta Tierra, soy muy fan de la ropa de los niños y de los abuelos (abuelos que se convierten en viejos cuando se cuelan en las tiendas). Sobre todo me fijo en los complementos, por lo que veo aquí a la gente le gusta mucho hacer ganchillo o tejido a dos agujas, porque muchos llevan gorros o bufandas hechos a mano; con miles de formas diferentes o colores. 
También son bastante prácticos. Todos los niños llevan botas y mochilas de apariencia ortopédica, la ropa térmica es un must o los calentadores están tan presentes como en Un paso adelante. En resumen, muchas cosas que en España son horteras, pasadas de moda o demasiado infantiles, aquí están muy extendidas y dan alegría al ambiente. Es verdad que no soy muy objetiva, porque cada vez que veo a una señora mayor con su sombrero elegante con plumas se me enamora el alma y me reconcilio con el país, si estoy en un día malo. Si el día es bueno, se pone mejor.

Con todo, nada libra a un país de los horteras. Y aquí, haberlos, haylos. Mucho, horteras, además. Total, ya que te pones a ser hortera, hazlo bien. 
Hablando de horterismo, os invito a leer esta entrada sobre el bolso de alemana (de mi queridísima Ausländerina), conocido en España como el neceser de Yves Rocher.

*Cada vez que veo a un choni aquí, hablando perfecto alemán, se me cortocircuitan las neuronas. Es un poco como cuando veo a un niño pequeño hablando inglés y pienso "qué jodío, con lo canijo que es y lo bien que domina los idiomas", aunque solo hable uno. 

viernes, 21 de febrero de 2014

Síndrome de la clase turista

Du bist eine alte Zicke!

Primos hermanos de los "días alemanes" son los "días de mierda". Dejemos la poesía a un lado.

Lo bonito y especial es que un día puede empezar siendo "alemán" y acabar "de mierda", porque nunca falta un imbécil dispuesto a estropearte la jornada. Es más, ni siquiera necesitas a nadie, tú mismo puedes hacer que el día digievolucione, ser tú tu propio imbécil. Es aquí donde debemos hablar de "(el otro) síndrome de la clase turista".

Igual que en Alemania hay dos Frankfurt, hay dos tipos de síndrome de la clase turista. Uno ya lo conocemos todos. El otro se resume en "todo me sale/va mal porque soy extranjero". Aquí unos ejemplos:
"Al cliente anterior la cajera le ha dicho buenos días y a mí no, porque soy extranjera."
"Esas señoras me miran y hablan porque soy extranjera".
"La cajera de las narices no me acepta la tarjeta porque soy extranjera".
 "Me habla en inglés porque soy extranjera" (es absurdo, pero a veces me molesta)
"No me dan el folleto que no quiero ni me interesa, porque soy extranjera".
"Esa paloma se ha cagado en mi nuevo bolso porque soy extranjera".

Sus efectos secundarios son:
Hostilidad hacia el país "de acogida" en los estados de Facebook.
Ganas locas de volver a casa. La de verdad.
Recuerdos para todos los que hablan de "jóvenes aventureros".
Ganas de ponerte una peineta, arrancarte por soleás mientras cocinas una paella y torturas a un toro.
Hacer uso del rico léxico ofensivo de la lengua castellana. Y que te  entiendan, a poder ser.

Como ya habrás adivinado, querido lector, he tenido uno de estos recientemente. Ayer, sin ir más lejos. Menos mal que no son la mayoría.

jueves, 20 de febrero de 2014

El verdadero origen del Ampelmann

Im D-Zug-Tempo

Os dirán que el hombrecito verde/rojo de algunos semáforos de Berlín y alrededores tiene su origen en la Alemania oriental y blablabla, pero no. Aquí podréis conocer la verdadera historia de Ampelmann de Fusguenga, patrón de los peatones desamparados.

Antes de convertirse en el patrón de los peatones, era conocido en Alemania por su defensa del desarrollo sostenible y del medio ambiente. Fue el primero en iniciar una campaña de fomento del transporte a dos patas. Por eso, cariñosamente le apodaban "Fernando, el que va un ratito a pie y otro andando".

Fernando decía que los caminos del Señor eran inescrutables y las aceras, para los peatones; pero todos se reían de él. Biciclistas, patineteros y demás jauría de dos o más ruedas le tocaban el timbre o le gritaban Achtung, Achtung! mientras se reían al verle arrinconarse a un lado de la acera.

Viendo que tenía poco que hacer en el terreno de las aceras, pues los terroristas de la rueda eran muchos y se les habían unido los carteros, se centró en aumentar la seguridad de los peatones en el cruzamiento de carretera. Porque en Alemania los semáforos tienen menos paciencia que las cajeras del supermercado y además cambian de color sin avisar. He visto estrellas fugaces que, a su lado, caen en slow motion. De hecho, os voy a dar un dos por uno en cultura alemana: se dice, se comenta, corre el rumor de que aquí, si cruzas un semáforo sin que se ponga rojo antes de llegar al otro lado, el café te empieza a saber a café de verdad y no a pis de gato.

Bueno, teníamos a Fernando intentando mejorar la situación de los peatones. Trabajó durante días y noches y fabricó un botón amarillo que, al pulsarlo el peatón, hacía que el semáforo cambiase antes de color/durase más, los historiadores no se ponen de acuerdo.  Porque lo que Fernando no sabía, y aquí viene el drama, es que cuando las autoridades aceptaron integrar el botón en los semáforos -esperando que así Fernando dejase de tocar los cajones de una santa vez- modificaron su funcionamiento y, básicamente, no hacían UNA PUÑETERA MIERDA. Con perdón. 

Botón inútil.
El día de la inauguración de los botones alguien le dijo a nuestro protagonista: "Fernan, ¿a que no hay huevos a cruzar el paso con los ojos cerrados?" y él, que confiaba mucho en su invento, respondió: "Manzanas traigo", y aceptó el reto. Pero, ay amigos, como ya he dicho, los botones estaban trucados y el semáforo cambió a su velocidad habitual. Fernandito murió atropellado y se convirtió en nuestro Ampelmann de Fusguenga, patrón, santo y mártir (aunque murió en miércolir).

Las autoridades, sintiéndose pelín culpables, le rindieron un pequeño homenaje colocando su imagen en los semáforos.
Santo Ampelmann crucificado,
tú que quitas el pecado del mundo,
no nos dejes caer en la locomoción
y líbranos del patín.
Amén.

Y esta es la verdadera historia de este famoso muñequito luminoso.

miércoles, 19 de febrero de 2014

La basura mágica

Hast du ein Brett vor dem Kopf?

Zauber significa "magia" y sauber, "limpio". Si cambias esa e por una a y mueves las letras, ¿qué tenemos? ¡BAS/ZURA! Y de eso es de lo que vengo a hablar hoy, de la basura mágica en Bad Homburg. Porque hoy ha sido el día de la basura y los plásticos y he tenido una idea de mierda genial.

Supongo que en las ciudades grandes esto de los residuos funciona de otra manera, pero así va en este pueblo. Los miércoles, los enanos mágicos sacan los cubos de Restmüll (restos orgánicos) de sus compartimentos secretos (se encuentran al frente de las casas) para que luego los elfos de los desperdicios los vacíen y los devuelvan a su lugar. Además, cada quince días se celebra el ritual del reciclaje, del papel y los plásticos. Los cristales no, pero es que ellos son muy especiales. Ni siquiera se mezclan entre sí, ya que hay que echarlos según sean verdes, blancos o marrones. Son unos Glasistas*.
*Glas=cristal

Vale que hay que dejar las bolsas en la puerta, pero también les ponemos los zapatos a los Reyes Magos y no por eso dejan de ser magos.
¿Que igual no hay nada de mágico y esta gente ni son Elfos ni y hasta lo mismo no se llaman Joseba Éldelglas, sino Arthur Schiller, y resulta que recogen la basura justo cuando no estoy alrededor? Pues sí, pero lo prefiero de esta manera.

martes, 18 de febrero de 2014

Una preposición indecente

Wer zuletzt lacht, lacht am besten.

Hay muchas maneras de sacar de quicio a una madre. Le puedes pisar lofregao, preguntar qué hay para comer o pedirle que te compre una moto/deje salir hasta más tarde porqueatodoslosdemáslesdejan,mamá. Pero siempre se puede innovar.

Un día estábamos en el aparcamiento DEL centro comercial de Salamanca, dentro del coche, contando dinero. No recuerdo bien si era para pagar el rescate del carro de la compra o para un ordenador. Pero allí estábamos, los Soprano de Castilla. Como eso de escuchar a alguien contar billetes no es lo que se dice un jolgorio, creí que sería una buena idea decir números al azar y así joder la marrana un rato relajar el ambiente y amenizar el momento. Todavía noto un pitido en el oído izquierdo de las voces que me pegó mi madre. Se ve que no entendió el chiste y que no le gusta contar. Joé, mamá, ¡si eres maestra!

Ahora cambiad a mi madre por esta que os escribe, a mí por las reglas de gramática y a los billetes por preposiciones. Bueno, igual no es una metáfora tan perfecta como "las perlas de tu boca" o "los cántaros" de la Ramona Pechugona, pero lo que quiero decir es que maldita la hora en la que nacieron las preposiciones. En cualquier idioma. Jesús qué horror. Estoy por hablar como Tarzán y olvidarme de todo.

Para terminar, hoy no tengo momento vergonzoso del día así que os vais a tener que conformar con que os cuente que en clase tenemos un señor polaco que es testigo de Jehová y hoy en clase no sé qué ha empezado a contar del armagedón y el cielo y no sé qué historias. Todo en alemán, claro. El caso es que la profesora nos estaba preguntando que qué habíamos hecho el fin de semana.
Bueno, tengo que confesar que cuando escuché la primera vez lo de armagedón, por unos segundos pensé que el buen hombre había visto la película. Pero luego como soy una mujer de mundo que no sabe decir que no, me di cuenta de que nos estaba echando la chapa así indirectamente. Pero en realidad el hombre es majo. Ya os hablaré de la ucraniana que cree que en Alemania están cambiando las cosas mucho a cuenta de los inmigrantes. Pero de los negros, claro, los blanquitos es que somos menos de fuera.

lunes, 17 de febrero de 2014

El arte es morirte de frío

Die Sonne lacht.

"Te vas a helar", "ya verás qué frío", "trae ropa de invierno porque te va a hacer falta"... Estas eran las frases que me repetían mis amigas. Y me las creí. Lo hice porque ellas viven o vivían en este país, y confié en su palabra. Ahora me siento engañada.

Llegué un 12 de agosto, un poco nublado, con algo de bochorno. En mi maleta no traía nada más que ropa de invierno y alguna camiseta de verano. Y una falda. La falda estaba ahí porque antes de venir a Frankfurt pasé por Barcelona, que si no, ni eso. ¿Resultado? Estuve cociéndome cosa de un mes. 
Luego llegó el fresco y, más tarde, el frío. Y sí, hace/ha hecho frío, pero no ese horror que me había prometido. Así que en agosto me cocí y el invierno lo he pasado esperando a que llegase el temporal de frío y nieve que, al menos de momento, no se ha dado a conocer. Exijo una indemnización  por daños y perjuicios.
Vale, estoy hablando de Frankfurt, porque sí que es verdad que como dos o tres semanas atrás pasé el peor frío de mi vida en Hamburgo. Peor que el de la catedral de Burgos, que fijaos si era insoportable que estaba deseando salir a la calle para entrar en calor. Hablo de un 6 de diciembre.

Así que si alguien quiere venir a Alemania pero lo de la fresca (no hablo de Frau Angela) le echa para atrás, que venga a Frankfurt. El clima se parece mucho al de Salamanca. La diferencia es que aquí llueve más. Pero hasta en la alternancia de días buenos y malos se parecen. Hoy tocó día estupendo, con mucho sol pero sin calor (a ver, que es febrero, no nos pasemos de la raya). Puede que mañana llueva, no lo sé.

El buen tiempo se nota no solo en el ambiente atmosférico (¿?), sino en el ambiente en general, en la gente. Y es que los alemanes, ¡pasean! Porque en mi amado Portugal la gente no paseaba. La gente iba de compras, y cuando cerraban, se iban a los centros comerciales. Pero aquí no, aquí la gente se da paseos, con sus bastones, sus tacatacas y sus sillas de ruedas impulsadas con las piernas (no veáis la de inventos que tiene esta gente, no sé qué harán para tener las piernas tan mal).

Este ha sido un fin de semana bueno.

domingo, 16 de febrero de 2014

Pérdida de identidad

Ich bin nicht aus Holz.

En esta casa me llaman de tres formas: 
  • Laura a la inglesa.
  • Laura a la alemana.
  • Nanny
Con las dos primeras ningún problema, ya he superado el rechazo inicial a escuchar mi nombre con esa erre ultrajada de diferentes maneras. Pero la tercera, esa aún me rechina.


Cuando llegué sí que no llevaba nada bien que se refiriesen a mí como nanny, ya fuese para dirigirse a mí directamente o para nombrarme. Me sonaba a chacha y siempre me daban ganas de decir "tengo un nombre". Ahora no me desagrada tanto, pero sigo prefiriendo que utilicen mi nombre.
No sé si lo de nanny es por comodidad o por cariño. Teniendo en cuenta que me llaman así desde el primer día, me inclino por lo primero. O sea, algo parecido sucede con los apelativos familiares. Para mí mis padres y mis abuelos (y a veces mi hermano) son eso: mamá, papá, abuela y abuelo. Nunca me dirijo a ellos por su nombre, pero supongo que lo que se siente cuando se dirigen a ti con alguno de esos términos no es nada desagradable, a no ser que seas un tontaina como Raphael (hola, vena maruja).

¿Alguna vez os habéis sentido así, os ha pasado algo parecido? Quizá con algún mote. Aunque ahora que lo pienso, algunos de mis amigos me llaman Dori/y y no me disgusta para nada. Es más, para mí es símbolo de cariño, de amistad duradera, puesto que los orígenes se remontan a una clase de latín y a una profesora buena profesional pero poco empática.
Claro que supongo que no es lo mismo que te llamen Dori, por ejemplo, a que seas Pedete. Pedete era un chico de mi colegio que un mal día se tiró un pedo en clase. No sé si el pedo se dio a conocer en infantil o en primero, pero vaya, fue Pedete hasta segundo de la E.S.O, que yo sepa. El pobre chico tenía que aguantar las risas en clase de portugués, cuando aparecía por ahí el verbo pedir.

Hasta aquí el briconsejo de hoy, artemaniacos.

Uy, casi se me olvida. Momento vergüenza del día. Esta tarde fui a una cafetería y al pagar yo entendí que eran 3'50€, así que le di al camarero un billete de 20 y los 50 cent. Pero al darme el cambio, me devolvió los cincuenta, más monedas de céntimos y 16 euros en billetes y monedas grandes. Mi no entiende qué ha pasado. También se ha quedado ahí parado como dos segundos, no sé si esperando propina o si estaba comprobando lo imbécil que soy. También es "gracioso" cómo en lugar de decir nada a la hora de pedirme el dinero (os tengo que hablar de la bonita forma que tienen los alemanes de llamar la atención a la gente) se ha quedado parado. Lo he visto con el rabillo del ojo, estaba en mi momento hipster/instagram con un capuchino y leyendo.