sábado, 1 de marzo de 2014

Pipas, atún y quiscos

Es ist ein hartes Brot.

Ayer fue un día malo, bastante malo. Se me cruzó en la vida una profesora con todo lo peor de los alemanes. Me soltó varias perlas -porque se ve que nació con el filtro roto y la teoría de la mente caducada- y me dejó hecha una braga. Resultado: dolor de cabeza, que sumado al cansancio se convirtió en siesta. La siesta no me gusta porque no me sienta bien. 

Efectivamente, cuando me desperté de la siesta no me encontraba mejor, así que a pesar de haber abierto la página de blogger y elegido un tema, no escribí nada. Os perdono, de nuevo.

Una de las cosas que echo de menos aquí es la posibilidad de picar algo que no sea dulce y que sea realmente picoteo. Es decir, no quiero meterme entre pecho y espalda un bocadillo con pepino y salami, señor alemán, pero igual una croqueta, una tortillita o algo así, sí. Vamos, que echo de menos las tapas. Olé, arsa, jaleo, arriquitaun. Tópico que se cumple.

Aquí, cuando te da el gusanillo, o vas a una cafetería o a un supermercado/droguería. Porque, amigos, no hay quioscos. Ya que no tienen tapas pues oye, un quisco, y me compro unas pipas o unas patatas. Pues no. Pero no es solo algo de Alemania, en Portugal tampoco hay quiscos. O no los había cuando yo vivía allí. Solo teníamos un Belros en el centro comercial y ya.

Es que le quitan todo el encanto a la compra de dulces. Todo tiene que ser en bolsas grandes, no puedes montarte tu propio festival de azúcar y caries. 

Lo que sí que tienen aquí, y en Portugal no -fíjate cómo son las cosas-, son pipas. Todo gracias a los turcos (es mi teoría). Porque compartimos muchas cosas con ese pueblo, por lo que veo. Como los encurtidos o, como digo, las pipas. Antes de ayer me compré un bolsón cerrado en una tienda de especialidades turcas, griegas, etc. Allí también encontré atún en tomate (ejpañó). 

El consumo de pescado en Alemania es ridículo. Porque tampoco hay pescaderías. La sección de pescado de los supermercados, si la hay, es canija, y abundan los marinados. Que a esta gente le gusta más un condimento que a mí Colin Firth. 

Vale que estoy en Hessen, un poquito lejos del mar, pero en España vivo en Salamanca y tampoco es que estemos en primera línea de playa.

Otras cosas que no he encontrado/no son tan comunes, además de las cosas típicas como el Cola Cao y demás, han sido: productos específicos de limpieza de vitrocerámicas, trapos de cocina que no sean impermeables, pan tostado QUE NO SEA DULCE o té rojo. 

Bueno, bueno, y si nos ponemos a hablar de higiene femenina... Un desastre.

Ahora, productos ecológicos, veganos, ecológicos y veganos, para hacer dulces, para decorar o tipos de pan; todos los que quieras. Me confieso enamorada del pan, aunque aquí hay barras que cuestan del euro para arriba, que hasta las he visto por dos euros y pico. ¿Estamos locos?

Y encima el agua es con gas. Y si no, sabe a agua con gas pero sin gas. Y no, no me vale como compensación que al chorizo lo llamen chorizo.

P.D: se me olvidaba el tomate frito, otro gran olvidado fuera del país de la peseta.

2 comentarios:

  1. Lo de las pipas ya me ha pasado. Es lo que más echo de menos de España cuando he vivido fuera. O sea, que me ha pasado de ser incapaz de encontrarlas, no de tener tu suerte. Lo del pescado es algo entendible porque en esos mares del Norte no debe crecer nada comestible. Y oye, ya podíamos tener en España tantas cosas pa veganos, cagüenlamar! :P

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    1. En las pipas hay suerte, pero no en los quicos, esos todavía no los he visto (y los frutos secos son carísimos, por cierto).

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